Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

01.01.2015 00:00

 

San Juan Pablo II : Día de la Madre, día de la paz 

San Juan Pablo II (1920-2005), papa 
Homilía del 1 de Enero de 1979 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

 

 

    Hoy la Iglesia venera especialmente la Maternidad de María. Esta es como un mensaje final de la octava de la Navidad del Señor. 

    El nacimiento hace referencia siempre a la que ha engendrado, a la que da la vida, a la que da al mundo al Hombre. 

   El primer día del año nuevo es el día de la Madre. La vemos, pues, como en tantos cuadros y esculturas, con el Niño en brazos, con el Niño en su seno. (…) No hay imagen más conocida y que hable de modo más sencillo sobre el misterio del nacimiento del Señor, como la de la Madre con Jesús en brazos. ¿Acaso no es esta imagen la fuente de nuestra confianza singular? (…)

    Pero hay aún otra imagen de la Madre con el Hijo en brazos. Y se encuentra en esta basílica; es la "Piedad", María con Jesús bajado de la cruz, (…), y que después de la muerte vuelve a aquellos brazos que lo ofrecieron en Belén cual Salvador del mundo.

    Así, pues, quisiera unir hoy nuestra oración por la paz a esta doble imagen. Quisiera enlazarla con esta Maternidad que la Iglesia venera de modo particular en la octava del nacimiento del Señor. Por ello digo: «Madre, que sabes lo que significa estrechar entre los brazos el cuerpo muerto del Hijo, de Aquel a quien has dado la vida, ahorra a todas las madres de esta tierra  la muerte de sus hijos, los tormentos, la esclavitud,  la destrucción de la guerra, las persecuciones,  los campos de concentración, las cárceles.  

                                                                                                                        

    Mantén en ellas el gozo del nacimiento, del sustento, del desarrollo del hombre y de su vida. En nombre de esta vida,  en nombre del nacimiento del Señor, implora con nosotros la paz y la justicia en el mundo.  Madre de la Paz, en toda la belleza y majestad de tu Maternidad  que la Iglesia exalta y el mundo admira,  te pedimos: “Permanece con nosotros en todo momento. Haz que este nuevo año sea año de paz  en virtud del nacimiento y la muerte de tu Hijo.” Amén».