Acerca de los Iconos

14.04.2014 11:02

El Icono es un instrumento de oración, alabanza y súplica, además, un medio para glorificar al Creador. Ante él nos postramos haciendo la señal de la Cruz, encendemos velas, lo incensamos y recibimos la bendición.

San Basilio el Grande,  decía que éste arte muestra, en forma viva; el brillo de la santidad en el rostro de determinado santo, así como de Jesús o la Theotokos, llenos de piedad y entrega, cargados de gran sabiduría….

 

El Icono en el Antiguo Testamento

La prohibición al pueblo hebreo de realizar estatuas o esculturas y de adorarlas (Éxodo 24:5; Levíticos 19:14) fue para insistir sobre la idea de que Dios es el primero y el último y que fuera de Él no hay ningún Dios (Isaías 44:6) Y la desobediencia a este mandamiento tiene como consecuencia la muerte. Había un gran temor de que el pueblo se volcase a la idolatría, porque alrededor del pueblo hebreo existían muchos pueblos idólatras. Pero, a pesar de todo esto, vemos que Dios dio a Moisés los Diez Mandamientos esculpidos en dos tablas de piedras (Éxodo 34:1), y le explicó la forma de construir el Arca del Pacto, la mesa de la ofrenda, el altar y el tabernáculo de reunión (Éxodo 25-27) Todo esto nos lleva a comprender que Dios, cuando ordenó o prohibió la realización de ídolos, no prohibió el uso de algunos instrumentos en la adoración. Él advirtió sobre el pecado de idolatría, pero no prohibió el uso de los símbolos e instrumentos en la adoración a Dios, pues recuerdan siempre al Dios Vivo.[1]

 

El Icono en el Nuevo Testamento

El icono no representa la naturaleza humana caída, sino el nuevo hombre; señala la nueva criatura de Dios (2 Corintios 5:17; Gálatas 6:15) La base más importante para la veneración de los iconos es la misma Encarnación del Señor y Su presencia entre nosotros. Por lo tanto el icono es la confesión de la Encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Acerca de esto habló San Juan Damasceno: "Antiguamente la iconografía no era posible, porque Dios no había tomado aún ni carne ni forma; pero después de su aparición en cuerpo y de su vida con nosotros, es posible representarlo en el arte cristiano.En el Nuevo Testamento no hay algún texto que hable específicamente acerca de los iconos. No existen textos que los prohíban, ni tampoco que ordenen la realización de los mismos. La razón es que Jesús estaba presente en la Tierra y la gente podía verlo y adorarlo.[2]

 

En el rito oriental no se adora a los íconos

Así los testifican  los Padres de la Iglesia, especialmente San Juan Damasceno, quien escribe: "La veneración y la honra es una cosa y la adoración es otra cosa. El Séptimo Concilio Ecuménico hizo la distinción entre la posibilidad de pintar al Hijo porque se encarnó y entre la imposibilidad de pintar al Padre. Nosotros, cuando pintamos a Dios, pintamos a la segunda Persona encarnada de la Trinidad. Mientras que el fenómeno de pintar al Padre es rechazado por toda la Iglesia porque sabemos que la única forma de conocer al Padre es a través del Hijo (Juan 12:45)

San Doroteo habla acerca del rol del icono en nuestras vidas y dice: "El icono es una oración cuya tarea es enseñarnos a ayunar con nuestros ojos….su propósito no es provocar nuestros sentimientos humanos, sino dirigir nuestros sentimientos y sentidos hacia el amor del Creador; su trabajo es semejante al trabajo del Evangelio. Es un Evangelio gráfico para los que no saben leer. Todo lo que nos enseña la palabra a través del sentido del oído, el icono nos lo muestra en silencio"[3]

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