En el inicio del Domingo de Ramos se encuentran los vítores y las aclamaciones, pero allá al fondo –sobre un montículo- Jesús divisa el horizonte donde, el próximo Viernes Santo, se alzará una cruz exponente del mucho amor que Dios nos tiene.

En el inicio del Domingo de Ramos se encuentran los vítores y las aclamaciones, pero allá al fondo –sobre un montículo- Jesús divisa el horizonte donde, el próximo Viernes Santo, se alzará una cruz exponente del mucho amor que Dios nos tiene.